NICARAGUA
Cuando llegué a Nicaragua
ya volvían los terratenientes
olisqueando sangre violeta.
La sangre
de aquella revolución ingenua
de niños mártires
y voceros sacerdotes.
Aquella revolución
de ministros religiosos
de democratas,
de pacifistas con fusiles.
Aquella revolución
aplastada por el yanky
a fuerza de droga
dinero y mercenarios
Cuando llegué a Nicaragua
ya se había truncado el futuro,
ya se había apagado
el brillo, la dignidad
de los machetes
enarbolados por la miseria.
Cuando llegué a Nicaragua,
hace tanto tiempo,
quise marchar deprisa,
cuanto antes.
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