Lisérgico,
quemando carátulas
al otro lado.
Acido psicodélico
corroyendo las venas.
Colores imposibles,
canciones que flotan.
Sexo.
Trypis.
Locura transitoria.
Viajes,
alucinaciones...
y música.
Desde
la primera vez
que escuché aquel disco
vi la luna por dentro,
me convertí en adicto.
Luego vinieron otros.
A Pink Floyd
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