Odiseo venido a menos,
sin mar ni estrellas,
sin Ítaca dónde volver.
Sin dioses que me persigan,
me quedé atrapado
por los cánticos de sirenas urbanitas
que ululan en las calles
buscando la catástrofe,
olisqueando desastres.
Ulises envejecido,
sin astucia ni recursos.
Me quedé varado en tierra,
pegado en el asfalto.
Siempre alerta,
siempre esperando
que el día me sea propicio...
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