He llegado al núcleo de la ola,
dejándome llevar,
siguiendo a ciegas.
Una ola sin mar ni espuma.
Ola de silencio y pesadumbre,
de sudor,
de miedo y ansiedad,
de dolor
de nervios rotos
de dignidad,
de hastío,
de muerte.
He llegado al núcleo de la ola,
donde se trabaja sin descanso
y se roba tiempo al Tiempo,
donde se duerme poco
y se llora mucho.
Aquí
no se oyen los aplausos,
solo ruido de máquinas
que hacen seguir vivo,
que respiran por ti.
Aquí
no se oyen los elogios,
(¡maldita la falta!),
solo hay hombres y mujeres
jugándose la vida,
luchando por la vida,
haciendo su trabajo.
(Casi todos).
Fuera
me esperan las sirenas,
me llevaran lejos,
muy lejos...
Hasta el siguiente retorno.
.
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