Algarabía de ladridos,
regocijo perruno,
olisqueando el aire,
moviendo la cola.
Intentos de lamidos,
saludos y reconocimientos.
Nerviosos, exultantes,
casi felices.
Los amos,
con la cara tapada,
la mirada desviada
y el miedo en el cuerpo,
evitan el contacto.
Arrastran del cuello
y saludan desde lejos
a los otros embozados
Las sirenas
los miran,
no saben si reírse
o ponerse a llorar...
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