Pan con vino y azúcar,
la merendola.
Tardes desarrapadas
alegres y aventureras,
casi etílicas,
estivales y felices,
felicidad en carne viva,
que casi duele.
Polvo, madera y adobe,
suelo empedrado
de guijarros.
Anochece,
aire cálido
verano amable.
Las cabras vuelven
hacia sus puertas
con tintineo de esquilas,
la madre llama,
(un ratito más
por favor...).
Hasta mañana.
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