En el calor de la tarde
llega lánguida la melodía,
triste, tranquila,
dolorosa y suave,
como una aguja que se clava
en el corazón, lentamente, sin prisa,
con una sonrisa
entre dulce y cínica.
La trompeta abrazable,
la trompeta heroina,
soporifera e intensa,
degradando siempre el alma.
En el frio de la noche,
cuando saltó al vacío en Ámsterdam,
cuando saltó abrazado
a su trompeta abrazable,
dominado por el sopor,
rota su biografia
y murmurando:
"como si tuviera alas".
No las tenía,
cayó a plomo.
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