En el mar ficticio
vive la sirena invisible
mirándose en espejos acuosos.
Desde el remanso del rio
llega su su canto cálido
que me llama a su regazo.
Siempre acudo a su llamada
y me arrullo en el paisaje,
ese querido
rincón de agua
donde me alivio de todo,
donde me olvido de todo.
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