Con su crueldad sin límites
dejó tierra yerma ,
sangre y dolor.
Asoló
en sus razias sin piedad,
las riveras de los ríos,
los pueblos,
las ciudades y el mar,
desde Bayona a Cadiz,
en España y Portugal.
Se convirtió al cristianismo,
de pirata sanguinario
a santo varon vikingo,
que matar en nombre de dios,
no es lo mismo,
no es lo mismo...
Y no es leyéndooslos ni rima,
es Historia pura y dura,
con mayúsculas,
de la buena la mejor.
Ahora se erigen ermitas,
con la madera del oprobio,
la materia de sus barcos,
de los barcos del saqueo,
la materia del horror.
Ahora
si que es leyenda
la historia
del santo varón.
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