El piano libre,
transitando por la escala
hacia tu luz invisible
pero cierta.
El piano escapa,
escapa del bolero,
se solaza en el jazz
y vuelve.
Vuelve para arropar la melodía,
vuelve al ritmo,
a la disciplina del bajo....
La melodia, la voz
que se aleja del flamenco
y se empapa
de canciones eternas,
que se deja llevar
también hacia la luz,
esa luz tan tuya,
esa luz que solo tu ves,
y que solo alguno de nosotros
llegamos a intuir.
A Tete Montoliú y Mayte Martin.
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