Coqueta y perfumada
adulada por el rio
que la ama.
Músicos, pintores y titiriteros
languidecen en las aceras.
El viejo Pompidou
como un barco a la deriva
acechado de palomas.
Muchedumbres extranjeras
rodeando a la Señora.
Pobreza acurrucada
a las puertas de Chanel.
Bicicletas locas
se suicidan en los bulebares.
Corazón bohemio
vigilante en la atalaya....
París bella y cobarde
vuelve la cabeza altiva
hacia su torre,
que apunta al cielo
en un silencio complice.
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