Desde entonces
ando como un loco
tras cantos de sirenas
cojas, bellas e invisibles,
cantos que me tocan
y me arrastran,
cantos inaudibles
que me hechizan,
melancólicos y sublimes.
Desde entonces
ando loco ciego sordo náufrago,
dejándome llevar por las mareas,
por la música de espuma
y la llamada volátil,
con la mirada perdida.
Dolido,
desde entonces,
ando solo.
Avdar sólo es el sino del navegante que surca mares ilusionado por estar un minuto de su vida juntó a esas sirenas, seres invisibles que ahogan los sentidos.
ResponderEliminarPrecioso poema Murci.
Un abrazo